miércoles, 20 de febrero de 2013

De vuelta

De vuelta en Santiago, en el caluroso y contaminado Santiago. Aunque no hubiera querido volver, parte de mi si lo quería. Es que igual es bueno y relajante volver a tu casa, volver a ver a tu perro que quedó en la casa mientras tu disfrutabas del mar, la arena y el sol. Creo que eso era algo que me hacía sentirme rara en la playa, haber llevado conmigo a la pequeña pero no poder llevar al grande. Creo que es algo injusto. Y todo se trata nuevamente del dinero, de verdad que el mundo gira alrededor de él. Y es algo que me perturba y me molesta a la vez, es que no se puede hacer algo sin tener que pensar en el dinero. Esta el caso de los hijos de la pequeña, cada vez que hablo que pueden ser varios dicen que tienes un buen negocio y además que ellos si cuestan caros, pero yo no lo pienso de esa manera. 
Huentelauquen

Y al final me desvié del tema del cual quería escribir, pero así son las cosas no pueden seguir un hilo por completo siempre se desviaran. El hecho es que llegué a Santiago hace unos 4 ó 5 días más o menos, y ya me agobia el calor, y extraño la sensación de saber que a unos pocos metros de ti esta el mar rugiendo y estrellándose contra las rocas. Pero lo que más extraño es ese silencio que hay en Huentelauquen -lugar donde voy de vacaciones- y es que es tan desolado, aunque ahora hayan más casas habitándolo, ese silencio no se va, ver las estrellas en su esplendor por la noche sin que las apague la luz artificial. El agua salada que tragas cuando un ola gigante te sobrepasa, ese miedo de no poder respirar esa opresión en el pecho -me acabo de dar cuenta que realmente soy una masoquista xD- y de salir a la superficie, toser y sentir nuevamente el aire en tus pulmones. 

Obviamente no olvidare los pequeños vecinos que estuvieron esos días cuando yo estuve en la playa, jugando con ellos haciendo cualquier cosa, molestándolos. Pensar que nos tomaron mucho cariño dado que al irnos, ellos se iban unos días después que nosotros, la mayor se puso a llorar y el menos estaba serio demasiado serio para mi gusto, que andaba con una sonrisa. A mi tampoco me gustan las despedidas, pero esa no era de un adiós prolongado de muchos años, solo un hasta luego hasta el próximo año o tal vez antes, quien sabe si me los topé en algún lugar de esta gran ciudad. Por qué no? Si viven cerca de donde yo, todo es posible en esta vida no lo creen. Bueno tal vez en unas cuantas horas más o en un día más relatare las cosas que pasaron en la playa.

Arrivederci

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